Arturo Lee Wong, un chino que decidió forjar su historia en Arica, comerciante del rubro gastronómico construyó su pequeño imperio de las conocidas empanadas.
E ra el año 1925, época en donde muchos inmigrantes chinos llegaron a Chile con muchos sueños y esperanzas, sobre todo a la puerta norte del país, Arica. Uno de ellos fue Don Arturo Lee Wong (Q.E.P.D), quien provenía de Cantón, una pequeña provincia de la República Popular de China.
Wong llegó a fines de los años 40′ a la ciudad de Arica y formó su familia con Victoria Pacha Mamani, ariqueña de tomo y lomo, con quien tuvo 3 hijos (Lidia, Antonio y Armando).
El negocio
En Arica, Arturo Lee, se dedicó a vender pato asado, empanadas, colisas y dulces, recorriendo el centro de la ciudad, lugares de entretención nocturna, ferias, cines, playas, etc. Sus productos los elaboraba en la panadería Europea – ubicada en la calle General Lagos con 18 de Septiembre – lugar que arrendaba para fabricar sus productos-. Luego de recorrer años como comerciante y tras hacerse conocido por su tradicional empanada «Lico-Lico» -esto por la imposibilidad fonética, propia de su lengua materna de pronunciar la letra R- , y tras ganarse el cariño de la gente nortina, en 1960 instaló su propia fábrica de empanadas, ubicada en la intersección de las calles Caupolicán con Aníbal Pinto, comenzando así su auge como microempresario junto a su familia.
Actualmente la panadería Lico Lico es conocida a nivel local por la calidad de sus productos, en especial las empanadas, trayectoria que la familia ha decidido mantener a pesar de que su dueño ya no esté entre ellos.
Antonio Lee Caportara, nieto de Arturo Wong, es actualmente el administrador del negocio, quien admite con orgullo que como familia realizan constantemente un esfuerzo para mantener la vigencia y calidad de la empresa que con tanto esfuerzo construyeron sus antepasados.
«Para mí la panadería representa un legado que dejó mi abuelo a su familia, nosotros sus nietos no alcanzamos a disfrutarlo, pero nuestros padres nos transmitieron las enseñanzas que él dejo».
«El año 2005 me hice cargo del negocio con la esperanza de seguir con la tradición y con la convicción de que el negocio vuelva a hacer lo que fue un día, el desafío no ha sido fácil, pero con trabajo, esfuerzo, dedicación, perseverancia e innovación hemos conseguido objetivos importantes» explicó el nieto de Wong.
La familia
Antonio Lee reconoce que la tarea no ha sido fácil, sin embargo asegura que existe un valor vital que dejó su abuelo que les hace permanecer en el tiempo. «El legado más importante que nos dejó mi abuelo fue siempre mantener su familia unida en torno al negocio y sus tradiciones, y nos dejó como enseñanza de vida que gracias al trabajo, esfuerzo, perseverancia, dedicación y responsabilidad todo se puede conseguir».
«Y no solo en su familia, sino que todo lo que lo rodeaba a él, es por eso que mucha gente lo recuerda hasta hoy» concluyó Lee su nieto mayor.
Actualmente la popular amasandería Lico- Lico es un continuo proceso de modernización y sus hijos, nietos y bisnietos son los encargados de mantener la «mística» que tanto les entregó.
Fuente: Estrella Arica